Por: Aimée Cabrera
Este lunes 17 de enero comenzó la vista del juicio oral, en el Tribunal Provincial, contra los implicados en los hechos ocurridos en el Hospital Psiquiátrico de La Habana, Mazorra, el pasado año.
En tan lamentable incidente fallecieron una veintena de pacientes debido a las bajas temperaturas y a la negligencia, unida a las actitudes inhumanas de quienes debían velar por estos enfermos.
Según nota de prensa aparecida en los diarios capitalinos, este deplorable hecho fue divulgado a través de una Nota Oficial del Ministerio de Salud Pública, MINSAP en enero de 2010, para lo que fue creada una comisión investigadora.
Una vez que concluya este juicio se dirán sus resultados, aunque no se aclara si habrá que esperar otro año más para conocerlos. La opinión pública nacional espera que así no sea.
El mes de enero del pasado año fue castigado con temperaturas muy bajas, teniendo en cuenta que Cuba es una isla tropical en la que, por muchos años solo se habían sentido temperaturas que muchos describían, como agradables.
Pero la prensa no señala que la población de la tercera edad así como pacientes de estos hospitales, recluidos por largo tiempo en estas instituciones, carecen de un mínimo de cuidados en los que no se puede dejar de incluir las medicinas, la comida y la ropa adecuadas.
Son bastantes los ancianos que salen a las calles a mendigar durante el día. En la noche si no tienen casa, duermen en portales, o escondidos de diversas maneras para que no los envíen a los centros cuyas condiciones son peores que deambular pidiendo algo de comer.
Aún los enfermos y ancianos que tienen familiares que se interesan por ellos, sufren las precarias condiciones de vida impuestas por la desorganización, y el caos que reina en un país cuyos funcionarios estatales se pasan viendo fantasmas y echándole la culpa al Embargo, sin acabar de solucionar todos los problemas ocasionados por la falta de amor reinantes
Las tiendas recaudadoras de divisas muestran confecciones de todo tipo para jóvenes, mientras es más fácil encontrar “una aguja en un pajar” que un pijama de lana o un cobertor grueso para tapar a quienes sufren, con frecuencia, de dolores óseos e hipotermia.
“Déme un peso, por favor, y mire mi mano”-dice una anciana que pide limosna al lado del café de un cuentapropista. Algunas personas siguen de largo, pero otras, por lástima le dan monedas o le compran un café caliente. ¿Cómo pasa la noche esa viejecita?