No podíamos publicar esta información de nuestro hermano José Alberto Álvarez Bravo, sin antes señalar que precisamente fue en la biblioteca independiente Henry M. Reeve que dirige el querido amigo Pepe Ávalo, donde se presentó por primera vez en La Habana nuestro libro ¿Por qué no se cae Castro? Agradeceremos siempre a Pepe, a su esposa Martica (Q.E.P.D.) y a nuestro hermano Roberto De Jesús Guerra Pérez, por ese gesto de solidaridad con mi persona. ¡Dios los bendiga!
Delfín Leyva
Por: José Alberto Álvarez Bravo
En el emblemático barrio Cayo Hueso, perteneciente al municipio Centro Habana, se ubica la Casa de Ávalo, sitio de encuentro y trabajo de centenares de disidentes de toda Cuba. En este apartamento no hay un solo visitante, asiduo o neófito, que no encuentre una sonrisa y un apretón de manos al traspasar su humilde umbral. En el reverso de la puerta un graffiti anuncia: Aquí no se pregunta lo que traes en el bolsillo, sino en la mente. José Ramón Ávalo Pérez, nacido en 1938 en Santa Cruz del Sur, provincia de Camagüey, es el propietario de esta singular morada.
Su posicionamiento anticastrista comienza en el ya lejano 1961, cuando ingresa, junto al hoy difunto Ariel Ríos, en el movimiento conocido por La Rosa Blanca, liderado por Rafael Díaz-Balart. Pero no es hasta 1983 que la Casa de Ávalo comienza a tomar significación como sanctasantórum de los luchadores contra la traición de los hermanos Castro.
Junto a su inolvidable Martica, considerada por muchos como una Madre Nutricia de la embrionaria sociedad civil cubana, el viejo Ávalo ha dado a todos su inmutable carácter bonachón, su techo, su cordial abrazo y la mitad de su mendrugo.